domingo, 10 de marzo de 2024

Poldark Mego (Comp.). Visiones del Bicentenario. Lima: Maquinaciones, 2024. 95 p.

 

Poldark Mego (Comp.). Visiones del Bicentenario. Lima: Maquinaciones, 2024. 95 p.


 

2024 supone el fin de las celebraciones por el denominado “bicentenario” de la independencia del Perú, iniciados en el 2021. La corrupción reinante, los pésimos gobiernos de turno, y las instancias correspondientes del aparato estatal hicieron poco o nada para celebrar dignamente este momento. ¿o acaso no hay nada que celebrar? Algunos culpan a la pandemia de lo poco realizado, pero la sociedad civil, los proyectos individuales menguaron en algo este silencio. En esta línea es notable destacar el trabajo editorial de José Donayre (1966) tanto en como editor independiente o a través de su sello Maquinaciones, que ofreció títulos relativos a la celebración.

Uno de estos ejemplos es Visiones del bicentenario, compilación de Poldark Mego (1985), que incluye once narraciones ubicadas tanto en el registro fantástico como el de la ciencia ficción con el objeto de repensar estas fechas. En general los textos son bastante parejos en cuanto a su calidad. Quisiera detenerme en sus características transversales dominantes en el conjunto: a) figuras o espacios vinculados a las fuerzas militares; b) la burocracia estatal; c) pretensión alegórica o simbólica de los textos; d) feminismo o reivindicación de la mujer.

Resulta curioso que cuando se piensa en lo nacional, los autores de modo casi automático lo vinculen a los militares, acaso como un remanente o miedo a un golpe de Estado próximo (o porque son ellos los que realmente tienen el poder), que dadas las constantes crisis se vuelven amenazas permanentes. Hay una ausencia de figuras civiles que puedan erigirse como modelos colectivos, salvo los ya mencionados. De otro lado, junto a la noción de Estado, este viene acompañado de todo un aparato burocrático, que como sabemos en la práctica, funciona mal o cada vez peor. En tercer lugar, la alegoría es usada en función a servir de ejemplo, como enseñanza, es decir, en la mayoría de textos, hay un afán pedagógico de instruir, de enseñar al “pueblo” lector.   Finalmente, un rasgo de época: un tipo de feminismo que el propio lector será capaz de juzgar.

El más “realista” es “El jardín de las delicias” de Rocío Qespi (1962), que a pesar de su carácter grotesco, su tono ribeyriano, y la visualidad heredera del pintor flamenco “El Bosco”, de quien toma el título, nos resulta el más oportuno para estas fechas, en donde, a través de la visión alucinada, vemos los entretelones de la celebración, lo obsceno de los políticos y gobernantes.

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

miércoles, 6 de marzo de 2024

Juan Antonio Alvarez Gavidia. El cuy negro y otros relatos. Lima: La nave, 2023. 96 p.

 

Juan Antonio Alvarez Gavidia. El cuy negro y otros relatos. Lima: La nave, 2023. 96 p.


 

Economista de profesión, Juan Antonio Alvarez Gavidia (Chimbote, 1988) nos ofrece una potente opera prima: El cuy negro y otros relatos. Desde hace tiempo atrás la narrativa fantástica peruana se ha convertido en lo más destacado del panorama literario, sobre todo en el cuento. De modo convencional y general, lo fantástico transcurría en mundos sin espacio o tiempos fijos o reconocibles. En realidad, esto era un lastre ya que el no permitir ubicar las acciones en un espacio-tiempo concreto y remarcaba la “evasividad” del texto respecto del entorno real. No afirmo que esto sea una regla fija a seguir, sino que la localización era una posibilidad necesaria, sobre todo si se trataba de desarrollar una narrativa fantástica peruana. A su vez, esto podría ir en contra de la “internacionalización” de un autor, ya que corría el riesgo de carecer de “proyección”. Pero de lo que se trata es sin duda de ser local para llegar a lo global; y no intentar ser global directamente, porque al elegir esta segunda opción se perdía en el camino mucho de nuestra cultura tan diversa y con múltiples matices.

Así, Alvarez Gavidia, con una clara conciencia de lo peruano, presenta este libro que incluye cuatro narraciones, todas de buena factura, en los que queda clara la influencia de H.P. Lovecraft. Si bien los primeros antecedentes del autor de “Dagon” en la literatura peruana son los ejercicios paródicos de José B. Adolph en los años 70; o ya en el siglo XXI, autores como Poldark Mego en Horrores cósmicos (2022); lo más importante es que sin dejar de ser lovecraftniano, Alvarez Gavidia ha sabido integrar el universo del autor de Providence con el imaginario local, sin perder ni la esencia del horror cósmico ni los miedos populares, como lo hicieron en su momento autores como Fernando Iwasaki o Jorge Eduardo Benavides.

Otro elemento que destaca es que la estructura de los textos es de trama policial, de investigación -como suele ocurrir con Lovecraft y sus personajes paranoicos-, matizados con cierto nivel de truculencia. Pero no solo irrumpe el estilo de Lovecraft sino el aire ribeyriano de “Demetrio” (acaso su cuento fantástico más perfecto, estimulante y sugestivo), sobre todo en “Martyrium Von Muqui”. El libro hace referencia a sectas ocultas, a estados de pesadilla, a personajes que se metamorfosean, es decir, una gama y tropos del terror fantástico que deleitan de manera grata.

Este libro solo grafica el excelente momento de lo fantástico en el cuento breve, al que podemos agregar a otros autores -nacidos hacia fines de los 60, durante los 70, y hasta mediados de los 80- como los de Yelinna Pulliti, Jorge Santiago, Salvador Luis, Pablo Ignacio Chacón, Sarko Medina, Christian Briceño, Yeniva Fernández, Alejandro Neyra, Alexis Iparraguirre, Luis Zúñiga, Miguel Ángel Vallejo, quien han publicado destacados libros en los últimos años.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

martes, 5 de marzo de 2024

Yelinna Pulliti. Distopedia. Lima: Maquinaciones, 2023. 109 p.

 

 Yelinna Pulliti. Distopedia. Lima: Maquinaciones, 2023. 109 p.

 

 

Yelinna Pulliti (Lima, 1980) publica su segundo libro de cuentos. El título del libro juega con lo enciclopédico y la distopía. Se dice popularmente que dos de los grandes temas de la literatura es el amor y la muerte. Distopedia recoge textos que tienen a la muerte como motivo central. Acá la muerte tiene una función alegórico-simbólica para reflexionar sobre este proceso cíclico de la vida, pero también lo que queda luego del paso por la tierra. ¿Qué hay más allá de la vida? Pulliti se vale de imágenes realistas, materialistas, para establecer una distinción entre lo matérico, lo corporal y lo físico frente a lo espiritual, el alma, o lo metafísico.

Otros relatos exploran instancias fantasmales como “El fantasma distante”, cuya figura me hizo recordar a Yma Súmac. Aunque en el relato se trata de una voz soprano masculina, puede funcionar bien en esta línea interpretativa. Una voz fantasmal no solo por su registro vocal sino porque es una artista que no tiene aún un lugar claro en la cultura oficial.

También destacan los textos de ciencia ficción, como “El sueño del sabio”, una figura semejante al “mad doctor” que estimula la mente de los jóvenes, pero esto no es más que un plan para controlar el mundo. El control mental “positivo” adquiere un matiz fascista ya que se trata de imponer el saber en la sociedad de modo totalitario. Lo que es utópico para unos es distópico para otros. “El tronco caído” tiene un matiz apocalíptico ya que se habla de un cometa que chocará con la tierra. Lo inusual es que nadie haya detectado esta amenaza salvo el personaje central.

“La mariposa en el sótano” tiene un registro más grotesco y se apoya en los alucinógenos como posible motivo para el delirio colectivo, no sin dejar al lector entre la ambigüedad del desastre.

Los dos últimos relatos de CF se proponen relativizar las instituciones humanas, el saber, y el conocimiento científico. En “La lógica de la Saltamontes” se nos revela que los avances científicos y el pensamiento más avanzado del planeta en comparación al de los extraterrestres, es una “ciencia de monos”. Es un cuento de estirpe adolphiano, quien había tratado un tema similar en “¿Quieres una manzana?” (1968). El último, “Apuntes de un viaje a tierra nueva” el contraste se da a partir de la exploración de un nuevo espacio -parecido a nuestro mundo- que en comparación al lugar de procedencia futurista de la protagonista, resulta anacrónico y pasado.

Pulliti nos entrega un segundo libro en el que converge lo fantástico y la ciencia ficción, con una dimensión reflexiva y madura. Quizás los libros que reflexionan sobre la muerte y la existencia no lleguen a ser tan populares cuando lo que busca la masa de lectores es escapismo puro y evasión. En este punto, los cuentos de Pulliti son también atemporales, ya que la muerte (o el miedo a la muerte, al más allá) aún no ha sido superado. Mientras tanto, tenemos textos como los de este libro que plantean preguntas antes que respuestas.

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

lunes, 4 de marzo de 2024

Miguel Ángel Vallejo. No leas libros sobre zombis. Lima: Maquinaciones, 2023. 128 p. Ilustraciones de Natalia Plazolles.

 

Miguel Ángel Vallejo. No leas libros sobre zombis. Lima: Maquinaciones, 2023. 128 p. Ilustraciones de Natalia Plazolles.

 


 

 

Miguel Ángel Vallejo Sameshima (Lima, 1983) es autor de esta novela juvenil de temática zombi, cuyo título No leas libros sobre zombis -al contrario- es una invitación a sumergirse en esta temática. Incluso puede ser una declaración de principios (¿A quién pertenece la frase? ¿a los censores de la cultura?). Lo prohibido en la cultura es algo que como se dice popularmente “llama la atención”: aquello que está en los márgenes o ha sido ubicado y expulsado por la razón, en los extramuros del establishment. Pero, como acto en potencia (el leer estos libros) es un claro acto de rebeldía. De ahí el título.

En Perú, la figura del zombi en la literatura es reciente, si bien puede rastrearse en la novela Adiós, Ayacucho (1986) de Julio Ortega, aunque el muerto-vivo es más una alegoría, una parodia del monstruo formalizado por George Romero en 1968. En esa línea, Réquiem por Lima (2014) de Hans Rothgiesser (1974) inauguró oficialmente al zombi en la literatura peruana, y se convirtió en referente de esta temática. Y decimos esto porque la novela de Vallejo establece una red intertextual con Réquiem por Lima, a la que se alude constantemente en la obra. La “realidad” de Réquiem por Lima se torna verdad en No leas libros sobre zombis. Lo anunciado por Rothgiesser sirve acá como un universo expandido. No es solo la cita, sino el mundo representado. La realidad intratextual de Vallejo es comparada con frecuencia con realidad intratextual de Rothgiesser.

La presentación de la novela imita a los cuadernos escolares a rayas, y puede leerse como una bitácora o diario personal de la pandemia zombi que llega a Lima. La propia historia va desarrollando diversas subtramas que el lector puede elegir, es decir, contiene unas instrucciones de uso al modo de Gianni Rodari, aunque también tiene ese toque interactivo de los videojuegos. En cuanto a las ilustraciones, de estilo manga, por los “ojos grandes”, sirven para adentrarse, de otro modo, en la mente de su personaje central.

Volviendo al título, No leas libros sobre zombis, la negatividad parece ser un rasgo contemporáneo más que generacional, que podría expresar o un rechazo a un estado de cosas tradicional, o el final e inicio de otro horizonte, tanto en el ámbito de lo fantástico Nunca más, madre (2023) de Falco Rivera; o en clave realista Mañana nunca llega (2022) de Tadeo Palacios o Nunca nos portaremos bien (2023) de Sebastián Verdú. Cada quien es libre de titular de un modo u otro su libro, pero quizás no sea simple coincidencia.

La novela de Vallejo contiene también referencias al cine Z y es también un homenaje a las películas de terror de los años 80 entre los que destacan The Monster squad (Una pandilla alucinante, 1987), entre varias otras; así como la novela Guerra Mundial Z (2006) de Max Brooks, o la serie The walking dead (2010-2022).

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos